El salón de fumar

Existe en el espacio
no lineal,
un cuarto de fumar,
yuxtapuesto
al tiempo que vivimos.
Para entrar hace falta
no ser abanderado;
pasar por ahí
y hallarlo sin querer,
como un refugio
del hombre o la mujer
muy ocupados.
No sirve con tomarlo
por asalto,
hacerse fuerte
y no querer salir,
elegirlo como dormitorio
o como cuarto de estar.
En todos esos casos
el espejismo cesa
y quedamos en el aire
sujetos a la nada.

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