Ebria

Vuelo rasante
en alas de oro oscuro,
que dura cuanto dura
la euforia del vino.
Ojalá que nada
se quedara
en el suelo;
ni tus fobias,
ni la penuria sin luz
en que nos arrastramos.
Tan fácil
como en un retrato viejo,
del que se escapa
un segundo de dicha.

Pero siempre han sido
vergonzosos
los gritos de un borracho.

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