Cuerpo y alma

No eran míos tu cuerpo
ni tu alma,
¿Podría serlo alguna
de las dos cosas?

Sólo me alimentaba de ellos:
crecía mi estatura
por tenerte cerca,
y aquella soledad
que me estrechaba
con los brazos fríos,
se iba llenando de muebles
y ventanas.

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